sábado, 22 de enero de 2011

¿Nadie recuerda las elecciones de 1993? ¿Y si el PP no gana las de 2012?

Ciertamente si observamos de manera superficial el ánimo de los ciudadanos de este país podemos apreciar que existe un gran descontento con las acciones del gobierno. La izquierda le ha retirado su apoyo, salvo sectores socialconservadores que todavía votarán al PSOE, sectores que son muy reacios a votar a la derecha y que consideran que el voto a IU es un voto perdido pero que es necesario votar y sectores que realizarán según llegue el momento un voto anti-PP alentados por la siempre trabajada campaña del PSOE avisando “que viene la derecha”. El problema es que faltan dos años para las elecciones, trauma de las municipales y autonómicas mediante, y la sensación no es que venga la derecha, es que ya está aquí, en el gobierno y en la oposición.

De manera resumida se puede decir que las elecciones de 1993 supusieron varias cosas, el fin de la hegemonía del PSOE con mayorías absolutas que lo convertían en partido predominante del sistema de partidos español y el fin de la contienda ideológica por el cambio de la agenda política. El PP, refundado, supo centrar la temática política y electoral en temas técnicos, de gestión, en la corrupción y los escándalos del PSOE en el gobierno (caso Juan Guerra y caso Filesa) y en cuestiones económicas. Esto cambio el eje de gravedad del debate electoral que paso de estar centrado en términos ideológicos, donde el PSOE tenía las de ganar al ocupar el centro-izquierda mayoritario, a estar centrado en temas como el paro, la corrupción y la mala gestión. El PP eliminó de sus planteamientos, de cara al público, cuestiones morales y religiosas o cuestiones que recordaran su pasado ideológico. Lo que no pudo eliminar fue las connotaciones neoliberales de sus planteamientos de política económica lo que desalentó al electorado de base socialista de clase trabajadora y clases pasivas, además el último empujón de liderazgo de González, plasmado en el segundo debate electoral contra Aznar, donde el líder andaluz barrió a su contrincante político (resarciéndose de un primer debate que supuso una derrota para Felipe), supuso un afianzamiento del voto al PSOE que fue decisivo para la victoria electoral aun sin mayoría absoluta. El PP no pudo superar la desconfianza ante sus políticas económicas. Es necesario decir que las encuestas daban una victoria del PP. ¿Nos suena esto de algo?

¿Se podría dar esta situación hoy en día? En difícil ciertamente aunque se ven paralelismos. La dificultad radica en que ahora es el PSOE el que está haciendo las políticas neoliberales que el PP quería y estaba dispuesto a hacer. Si nos acordamos de los primeros debates de la crisis podemos ver a un Mariano Rajoy indicándole al gobierno la necesidad de reformas económicas de peso en el ámbito laboral, las pensiones, reducción del gasto público y distribución territorial del Estado (aquella idea de las administraciones duplicadas). Todas las políticas, salvo las del último eje, han sido llevadas a cabo por la derecha en el poder, es decir, por el PSOE. Esto supone que el PP sabe que no tendrá que enfrentarse a estas decisiones y al clima social que suponen ya que es el gobierno quien las aplica y quien se está “quemando”, huelga general de por medio. Esto unido a unas encuestas favorables da como resultado un PP sonriente, que deja ver su verdadera cara por el exceso de confianza (debates sobre inmigración y posturas xenófobas por ejemplo). Esto supone que el electorado socialista ya no teme las políticas económicas del PP porque es el PSOE quien las está llevando a cabo con igual dureza. Algo que por otro lado ratifica que PSOE y PP son iguales.



También vemos que el PP esta llevando a cabo tres estrategias muy claras:
1. Separación de las cuestiones morales y religiosas y énfasis en las cualidades de gestión administrativa y económica. No podemos olvidar que las razones del voto al PP mayoritariamente giran alrededor de las cuestiones de eficacia y calidad en la gestión. A nadie le sorprenderá que en los últimos tiempos el debate ya no gire alrededor de la ley del aborto, los matrimonios homosexuales y las cuestiones donde PP e Iglesia van de la mano. Reflejo de esto es la ausencia del PP y sus líderes de la última burla de la Iglesia en Colón defendiendo a la “familia” cristiana, la ausencia del debate sobre el matrimonio homosexual en las filas conservadoras que, cual Gripe aviar, parece haber desaparecido de la agenda pública. Sólo quedan reminiscencias de autoafirmación para su propio electorado como la salida de tono del dinosaurio fascistoide de Mayor Oreja de hoy.
2. Una política de “dejarse ir”. Las encuestas dicen una cosa y ellos se ven como ganadores por lo que lo único que tienen que hacer es parecer que el gobierno hace todo mal (que lo hace) y que ellos son los salvadores, pero sin exponer públicamente que plan tienen para salvar al país. Es necesario evitar hablar de temas como la corrupción (aunque sabemos que políticamente la corrupción no afecta a la derecha), evitar posicionarse en temas clave y esconder la cabeza en asuntos importantes para evitar “meter la pata”. También se tienen que evitar los fantasmas de hace unos años, los fantasmas de la desunión. Esto es evidente al oír a Aznar ayer hablando bien de Mariano Rajoy, al ver que el enfrentamiento Gallardón-Aguirre ya no existe para la política y los medios,… El problema lo han tenido en Asturias donde es necesario ver más allá de un “capricho” de Álvarez Cascos. Lo que hay detrás y apenas se dice es que a este responsable de la catástrofe del Prestige le apoyaban algunos líderes del PP de nombre, algunos muy cercanos a las líneas política de Aznar y “enemigos” de Rajoy como E.Aguirre, Mayor Oreja,…Pese a todo esto suponemos que esto no será un problema para el electorado del PP tan habituado a votar por su partido aunque se congele el infierno.
3. Movilización y desmovilización. Las encuestas reflejan una serie de datos. En el Barómetro de Octubre de 2010 del CIS se evidencia que sólo un 47% de los electores que votaron al PSOE en 2008 lo volverían a votar por un 78’2% de votantes del PP en 2008 que ratifican su voto al PP. También se aprecia que el electorado socialista no lo tiene claro, por un lado un 18% no sabe que va a hacer en las elecciones y un 10% de los votantes del PSOE en 2008 apuestan ahora por la abstención. Sólo un 4% de los electores del PSOE pasarán su voto a IU y un 3% a UPyD.El paso de votos del PSOE al PP es de un 7'8%. En el electorado popular sólo un 10% no lo tendría claro y apenas un 4% se abstendría. El gran problema es que los jóvenes que votarían por primera vez se van mayoritariamente al PP, de los nuevos votantes un 26% votaría al PP frente a un 18% que votaría al PSOE (sólo un 3’5% votaría a IU). Ante esto cual es la política del PP, la movilización de los suyos buscando que no se dejen llevar por las encuestas para mantener esos niveles de intención de voto. Reflejo de esto, las declaraciones de Basagoiti avisando de las “siete vidas de ZP” y de que “todavía tenemos que luchar”. La otra moneda de la estrategia es la desmovilización del electorado socialista haciéndole ver que ya está todo perdido para que votar o no sea para ellos algo superfluo al no tener nada que hacer. En este caso quien habla es Rajoy y el señor modelo de trajes, Francisco Camps, diciendo que “el PP gobernará” y que “el PP es la nueva mayoría de la historia de los próximos años de este país”. Y en medio de todo esto está la no definición de un programa concreto de medidas que pudieran ser vistas como malos ojos y la demagogia de las estrategias y promesas de superoferta, es decir, supuestas promesas de grandes cosas que son muy difíciles de cumplir pero que llaman la atención del electorado, un ejemplo está en la promesa de revisión de los privilegios de los diputados que ha expuesto Rajoy.

Frente a todo esto no podemos olvidarnos de unas cosas:
1. Ninguna encuesta puede predecir resultados fiables a dos años de las elecciones (y en general muchas se equivocan aun realizadas el mismo día o ya no nos acordamos de las primarias Tomás Gómez vs Trinidad Jiménez, sólo acertó una encuesta, la del politólogo y sociólogo Julián Santamaría y su equipo de investigación)
2. El PP tendrá que tener mucho cuidado de aquí a 2012 y tiene un debate interno de liderazgo sin cerrar.
3. Un 51% del electorado del PP tiene poca o ninguna confianza en Mariano Rajoy, algo a tener en cuenta en relación a lo anterior.
4. Se deberían tener en consideración los efectos de una posible resolución del conflicto vasco en lo que queda de legislatura.
5. El PSOE ha dejado ver su auténtica cara política.
6. En caso de una victoria del PP lo peor no sería que gobernasen, ya que no existe mucha diferencia con el PSOE, lo peor sería valorar la derrota del PSOE y lo que supondría para el partido como posible alternativa en el gobierno. ¿No enfrentaríamos a otra década de gobierno del PP? ¿Entraría el PSOE en un proceso de reorganización del tipo del que vivió como Almunia y Borrel?
7. ¿Sería posible un gobierno del PSOE con IU y partidos nacionalistas? No quiero decir con esto que fuera mejor que el del PP, serian muy parecidos.
8. ¿Qué haría el PP con las hipotecas que deja con los sectores más conservadores y reaccionarios? ¿Llevarían sin darse cuenta la dinámica política al eje ideológico basado en valores?


La última pregunta que dejo en el aire es, ¿NO EXISTE ALTERNATIVA AL BIPARTIDISMO NEOLIBERAL PARA ESTE PAÍS?